*Por Natalia Bernardoni, Directora del Centro de Resolución de Conflictos para empresas de aqnitio
E n las empresas familiares hay conversaciones que no se dan, encuentros intergeneracionales que se complican, en ocasiones, porque cuesta encontrar dinámicas en común o puntos de encuentro.
Por eso, el primer paso para crear una cultura conversacional que integre a todas las generaciones de un negocio familiar es crear una metodología que haga posible y eficiente a cada encuentro.
En primer lugar, es importante que toda familia empresaria defina una visión compartida de lo que significa para ellos CONVERSAR. Poner sobre la mesa sus necesidades, sus intereses, conflictos, todo lo que cada persona necesita poder manifestar, poner en palabras. Reconocer al otro y darle un espacio es entender que tenemos necesidades diferentes y, desde allí, abrir nuevos espacios de encuentro. Todo eso vale para todos en el equipo, desde el fundador de la empresa hasta el que recién se suma.
A veces, las emociones son el corazón de las conversaciones y los sentimientos que no están expresados se filtran en el enojo, cuando uno estalla. Entonces deberíamos poder hablar de esas emociones, reconocerlas y ponerlas sobre la mesa, detectando además, qué hay detrás de esas emociones: ¿suposiciones, juicios, valoraciones…?
En segundo lugar, es necesario trabajar en algunosaspectosque forman parte de los encuentros de conversación, para no dejar nada librado al azar:
- Prestar atención: escuchar es realmente predisponernos a entender lo que el otro dice.
- Hablar con intención: entendiendo que lo que no suma, resta. Solo agregar cuando tengo algo importante para aportar.
- Autoregular: revisar si somos capaces de medir y regular nuestro impacto en una conversación. Porque aun cuando tengamos buena voluntad, es importante tener en cuenta qué le puede provocar al otro lo que voy a decir.
Ejercicio individual: claves para llevar a la práctica conversaciones fluidas
Antes de abordar las conversaciones intergeneracionales es importante que nos hagamos estas preguntas. Responderlas a conciencia es un ejercicio de revisión personal y grupal que puede arrojar un estado de situación clave de la empresa familiar.
1- ¿Cómo conversamos?
2- ¿Qué conversaciones solemos tener?,¿Cuáles no?
3- ¿Cómo afectan esas conversaciones en lo que queremos conseguir?
4- ¿Cuán efectivas son las conversaciones que mantenemos?
5- ACCIONES: ¿qué hizo realmente esa persona?
6- IMPACTO: ¿qué impacto tuvo sobre mí?
7- SUPOSICIÓN: ¿qué suposición estoy haciendo sobre lo que proponía la otra persona?
Por otro lado, revisar si las conversaciones terminan siendo efectivas o si todo queda en la nada. ¿Qué hacemos después de cada conversación?, ¿qué impacto tiene esa actitud en la empresa y en el equipo de trabajo? Son preguntas que nos abrirán a expandir posibilidades.
Sentarnos a conversar sobre los conflictos y las situaciones que tenemos hoy es poder mirar nuestras necesidades y reconocerlas. Es hacernos más fuertes como equipo. Aprender y tener la posibilidad de conversar nos amplía el límite de nuestra capacidad de acción. Cuanto más conversaciones y calidad de conversaciones tengamos, mayor será nuestra capacidad de HACER juntos y de proyectarnos juntos.