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Empresas familiares: cómo realizar una sucesión generacional ordenada
9 septiembre, 2022de Equipo aqnitioCómo delegar

Empresas familiares: cómo realizar una sucesión generacional ordenada

*Artículo publicado en Cronista

Uno los principales problemas a los que se enfrentan las pymes es el de la transición generacional. Muchas empresas no logran sortearla y quedan en el camino, según la potenciadora de empresas aqnitio, aproximadamente el 70% no llega a la segunda generación y el 90% no llega a la tercera. Por qué sucede esto es la pregunta que surge. Las respuestas son múltiples, pero tienen un conductor común: la planificación.

Javier Dulom, socio de aqnitio, plantea que la sucesión de las Empresas Administradas por sus Dueños y Familiares (EADyF), “es un tema que fue tratado por muchos autores en los últimos 50 años y comprende un proceso crítico y complejo. Crítico porque de su éxito depende la continuidad y complejo porque que refiere a cuatro dimensiones de la organización empresarial familiar: operación, dirección, propiedad y familia e involucra, eventualmente, la evolución del paradigma del dueño-administrador a uno que admita el involucramiento de otros”.

“El fundador se siente el dueño de la empresa, pero finalmente es el acreedor de última instancia, aunque no lo perciba así. El primer punto es entender qué debe hacer la transición en vida y no esperar a que suceda después de su muerte“, apunta.

Aquí aparece el segundo gran problema. “Muchas las empresas suelen no distinguir la propiedad, de la dirección y de la gestión. Y los tres planos tienen su rol en el sistema de gobierno de una empresa. Cuando todo eso está en cabeza de una sola persona, no hay interés en delegar esos planos. El consejo es armar un directorio, que funcione como un advisor board para tomar las mejores decisiones y, a la vez, genere un espacio para la transición generacional”.

Dulom plantea que son tres los aspectos a tener en cuenta: la delegación, la integración y la formación. La delegación en sus dos vertientes. En el ámbito operativo que transfiere las tareas del día a día a personas competentes y formadas para gestionarlas adecuadamente y en el ámbito de la dirección, que asegura la continuidad y permite una mirada de largo plazo que desarrolla de manera natural el dueño administrador.

La integración, apunta, permite “la creación de una verdadera Familia Empresaria, con una sólida cultura emprendedora”. Y la formación, porque es el modo de “ampliar horizontes, obtener nuevas herramientas y estar en condiciones para tomar decisiones”

Delegar en directorio

Para las empresas familiares, la continuidad del negocio es uno de los aspectos más cruciales y ríspidos, que inevitablemente deben enfrentar en algún momento. Y la conformación de un directorio se transforma en un elemento crucial.

Según un informe de Adiras, el 63% de las pymes no cuenta con un directorio activo, ni tampoco sus socios se reúnen con frecuencia, lo que denota una cultura carente de la configuración institucional adecuada. Un dato que parece corroborar la soledad con la que los dueños gestionan las pymes.

Javier Viqueira, fundador de Adox, una empresa argentina que se dedica al diseño y desarrollo de aplicaciones tecnológicas, y Raúl Morales, fundador del operador logístico iFLOW supieron delegar la operación de sus empresas en un management profesional y un directorio calificado. Así se transformaron, con su experiencia y visión, en más consultores de sus empresas que números uno.

Viqueria lo resume así, “hoy el 80% del tiempo lo dedico a lo estratégico, lo que me lleva a estar mucho tiempo fuera de mi empresa: de hecho, de mi tiempo laboral en épocas normales menos del 20% lo dedico a temas operativos”. Ahora participa activamente en cámaras empresarias y ONG´s empresarias, “lo que me permite llevar conocimientos y herramientas que adquiero en el mercado a mi propia empresa”.

Morales, por su parte, cuenta que “Argentina te absorbe con temas del día a día: inflación, alzas de precios, negociaciones de precios con clientes, ecuaciones de costos, amén de la enorme inestabilidad que eso genera. Por lo que el porcentaje que absorbe de mi día a día está por encima del 50%”.

Hoy son sus tres hijos quienes tomaron las posiciones directivas y él asume el rol de consejero hacia la generación más joven y hacia el staff. “Tratando de salir del día a día lo máximo posible, y ofrecer mi experiencia y pensamiento para enriquecer y empoderar las capacidades del nuevo directorio y del management”, apunta. 

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Saber delegar: mitos, preconceptos y el camino a seguir
5 septiembre, 2022de Diego SlobodianinckCómo delegar

Saber delegar: mitos, preconceptos y el camino a seguir

*Artículo publicado en iProfesional

Aprender a delegar es uno de los temas más recurrente en las organizaciones y la principal dificultad es que suele asociarse a la idea de pérdida del control.

Sin embargo, cuando lo empezamos a analizar entendemos que delegar y controlar pueden funcionar como un mecanismo de retroalimentación y son dos caras de una misma moneda.

La manera que tenemos de entender el control es a través de la construcción de esquema de “delegabilidad”, para que delegar sea el resultado de nuestro propio modelo de control. 

Son dos ideas que se retroalimentan y constituyen un esquema de delegación.

Mitos para delegar

Sabemos que hay una serie de mitos entorno a la idea de delegar, entre ellos, el miedo a que cuando delego, me deshago de la responsabilidad de hacer.

En verdad lo que uno delega es la facultad para hacer, la posibilidad de que el otro- un equipo, persona o sistema- ejecute o haga, pero la responsabilidad queda en el que delega.

Por otro lado, toda organización constituye un conjunto de paradigmas y de formas de hacer y muchas veces ese “hacer” se da de manera automática, sin observar mucho por qué hace lo que hace y cómo.

Entonces: ¿cómo se conforma un esquema delegable? Empezando a tomar consciencia de aquellas cosas que hacemos, de cómo las hacemos y de por qué las hacemos. Esto último tiene que ver con sistematizar en el sentido de entender el sistema organización.

Cuando uno empieza a delegar no tiene que proponerse mejorar los resultados, sino esperar el resultado que se viene obteniendo, para después sí evidenciar una mejoría. Se trata de darse tiempo. Estamos hablando de la configuración de un sistema y la posibilidad de romper mitos acerca del control, y esto es un proceso que implica tiempo y paciencia.

Luego, hay una pregunta que es disparadora de ideas para cuando queremos delegar y es pensar la delegación de este modo: ¿quién hace qué? En las organizaciones a veces pensamos que son las personas las que hacen las cosas, y eso es verdad solo en parte. Porque también está la organización en sí misma como gran sistema, que permite que las personas hagan todo eso de una determinada manera. Los procesos son los que hacen también.

Cambiar la forma de trabajar para hacer un ambiente más delegable es cambiar los procesos, el modo de hacer, integrar equipos y, como dice Peter Senge, “los que aprenden en una organización no son las personas sino los equipos”.

Si los equipos aprenden y llevan eso a todo el sistema, ahí se puede trabajar de otra manera, y aquello que queríamos delegar, puede ser delgado, no necesariamente estando encima y controlando.

Controlar vs. intervenir

Muchas veces entendemos por controlar una intervención directa. Pero, ¿cómo hago en mi organización para generar un esquema delegable, que los equipos operen con determinada autonomía, que el resultado sea el que espero y que eso ocurra sin que tenga que estar interviniendo todo el tiempo?

La primera respuesta es que hay que pensar los procesos de trabajo.

Para comenzar, es importante identificar cuáles son los procesos o las tareas que se quieren delegar, identificar los procesos vinculados con esas tareas y revisar cómo están operando hoy. Descubrir cómo lo hacemos hoy es entender y generar conciencia de por qué lo hacemos, y ahí empieza el gran cambio y la construcción de la pista para aterrizar un proceso de delegación.

Así, automáticamente empiezan a surgir las mejoras y la posibilidad de delegar, esto lo hace tal equipo, esto tal otro y empezamos a acomodar el equipo. Luego establecemos el control.

Como conclusión, la verdadera gestión de procesos nace a partir de dos caminos: por un lado, las personas indicadas en los puestos indicados para la mejor ejecución del proceso; por otro, los mejores procesos buscando la más clara definición de roles con las personas más idóneas para que los puedan ocupar.

Una gestión de procesos rica es aquella que valora y ubica a personas claves y las une con procesos claves y potencia el desempeño del rol. Esa forma de pensar una organización es la que termina configurando un ambiente de control óptimo, a escala de la cultura, el nivel de cambio deseado, paradigmas, y ese es el mejor escenario para delegar.

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Cómo delegar la conducción de mi empresa y no fallar en el intento
29 diciembre, 2021de Graciela MagnanoCómo delegar

Cómo delegar la conducción de mi empresa y no fallar en el intento

*Artículo publicado en Ámbito.

Don Julio , sentado en el jardín de su casa, reflexionaba en su cumpleaños número 70 acerca de lo vivido hasta ese momento. Había comenzado a trabajar desde muy joven, aún antes de finalizar la escuela secundaria, que había sido el máximo nivel de estudios al que había podido aspirar. Desde cero habían construido la Empresa que hoy, con todo orgullo, dirigía y cobijaba a varios miembros de su familia.

Hacía un tiempo ya que una idea rondaba su cabeza: había llegado el momento de comenzar a soltar, de poder contar con más tiempo para disfrutar un poco más de la vida: viajar, visitar amigos o simplemente quedarse un rato en el jardín sin que lo apremie el tiempo, tal como lo hacía en ese día particular.

También consideraba que sus hijos, que sí habían podido formarse en diferentes disciplinas, estaban listos y merecían la oportunidad de asumir mayores responsabilidades y crecer en la empresa familiar. Pero al mismo tiempo, lo asaltaban algunas dudas: ¿serían capaces sus sucesores de conducir la empresa de modo apropiado? ¿Podrían tomar las mejores decisiones, sin comprometer la senda de crecimiento en la que él personalmente la había puesto? ¿Podría él realmente desentenderse del devenir de la empresa?

El dilema de Julio lo comparten muchas personas que, como él, ya sea por el momento de la vida que atraviesan, o porque sus negocios han crecido lo suficiente, se ven ante la necesidad de delegar la conducción de su empresa.

Entendemos el delegar como “lograr que otros puedan hacerse cargo de tareas y responsabilidades que hoy pesan directamente sobre nuestros hombros y a su vez poder hacerlo con la tranquilidad de que las cosas seguirán funcionando adecuadamente”.

De manera ideal, la delegación de la conducción de una empresa debe comenzar a diseñarse mucho antes de que el propio momento de la delegación llegue. Tanto para quien faculta como para quien recibe, implica un proceso previo de identificación, aprendizaje y preparación. Esta anticipación no siempre es posible, pero es algo que quienes son dueños administradores deben tener presente si se quiere que el proceso fluya adecuadamente.

En este sentido, podemos considerar algunos aspectos clave a tener en cuenta:

  • Definir qué tareas o funciones queremos delegar y que buscamos lograr con esa delegación. También es importante considerar si delegaremos todo en el mismo momento o lo haremos de manera paulatina y por etapas
  • Quién o quiénes son las personas más adecuadas para esa delegación: aquí cuenta no sólo la capacidad para llevar adelante la función, sino también su motivación para hacerlo. Dependiendo de la combinación de estos dos factores, la delegación podrá hacerse de manera más o menos rápida.
  • Validar, con quien va a tomar la responsabilidad, que es lo que debe hacerse, los objetivos que perseguimos y lo que se espera de su rol, para lo cual la buena comunicación es clave.
  • Asegurarnos que la o las personas en quienes vamos a delegar cuenten con los recursos necesarios para llevar adelante la tarea y de ser posible, hacerles saber que contarán con nuestro apoyo y consulta hasta que tenga la suficiente autonomía para manejarse.
  • Establecer, sobre todo al comienzo, instancias de seguimiento periódicas como así también definir indicadores que permitan evaluar los avances. Esto permitirá anticiparse a eventuales desavenencias y evaluar de manera más objetiva el éxito del proceso.

Siempre es importante consensuar la transición estableciendo bases de confianza, compromiso y comunicación fluida. De otro modo quien delega seguirá apegado al control que impedirá que disfrute de los beneficios que espera de esa delegación y quien recibe sentirá que no está pudiendo hacerse cargo de manera autónoma.

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Cómo delegar sin perder el control de mi organización
29 noviembre, 2021de Diego SlobodianinckCómo delegar

Cómo delegar sin perder el control de mi organización

*Artículo publicado en Forbes

Hay dos llaves que abren una misma puerta: delegación y control. Según cómo entendemos el control entenderemos la delegación y según cómo entendemos la delegación entenderemos el control. Delegar y controlar son dos frecuencias que se retroalimentan y alimentan la “delegabilidad” de la organización.

¿A qué llamamos “delegabilidad”? A la capacidad que un sistema organizacional posee de operar con autonomía y con la sujeción adecuada al sistema mayor que lo contiene. ¿A qué llamo sistema? A la organización toda, a un área, un proceso, un grupo de procesos, un equipo.

Paralelamente, podemos recurrir al diccionario que nos dice: “Delegar: dicho de una persona: Dar la jurisdicción que tiene por su dignidad u oficio a otra, para que haga sus veces o para conferirle su representación”.

Si a la definición del diccionario le incorporamos la visión sistémica que implica la delegabilidad, vamos a encontrar elementos que nos permitan indagar en los entretelones de los procesos que definen las prácticas de la organización. Hay una pregunta que me gusta particularmente formular cuando hablamos de delegación. La pregunta es: ¿quién hace qué?

Y, si bien en su simpleza, puede engendrar una respuesta rápida enfocada en el quehacer de las tareas y desde allí visualizar pares ordenados del tipo “tarea-persona” para abordar una matriz de delegación, la cosa se vuelve un tanto más profunda cuando reflexionamos a partir de la pregunta ¿quién hace qué?, sobre espacios de conversación del tipo “¿es la persona / equipo la/el que está haciendo tal o cual tarea y configurando con ello tal resultado o es el sistema organización el qué está haciendo que los conjuntos persona-tarea o equipo-tareas produzcan tales resultados?

Pensamos a través de las palabras. El lenguaje configura nuestro modo de interpretar y comprender el mundo que nos rodea. Sabemos así que la secuencia de expresión “sujeto-verbo-objeto” no es inocente en tanto nos condiciona para interpretar los sistemas. Siempre hay un “fulano de tal, haciendo tal cosa o un sujeto provocando tal resultado” no hay, o pocas veces hay, de primera mano un razonamiento inverso de observación sistémica por encima de los sujetos, de manera tal de comprender lo que hace quien hace y lo que el sistema organización hace con quien hace y hace para sí.

En este sentido, tendemos a reflejar los resultados de una tarea, por ejemplo, un proceso de pago vinculado exclusivamente al talento del equipo que está procesando los pagos. ¿Y cómo cambiamos la mirada para observar, desde lo sistémico, el conjunto de actividades, tareas y personas? Respuesta: observando los procesos.

Los procesos son esa trama invisible que forma todo el sistema organización y determina su capacidad de ser delegado. Los procesos determinan cómo se hacen las cosas y la gestión de los procesos determina cómo aprende la organización. Por esto es importante diseñar procesos capaces de lograr los resultados y capaces de ser mejorados. Respuesta: observando los procesos.

Ahora bien, para diseñar primero hay que ver. El gran misterio que parecen muchas organizaciones no poder encontrar a la hora de esbozar un “sistema delegable” estriba en poder ver los lazos invisibles que unen a las actividades con las personas, a las personas con las personas y a una actividad con otra. De allí la importancia de potenciar o poner en marcha (si es que no se tiene) una administración basada en procesos, que nuclee a las personas en equipos y a los equipos entorno al proceso, para observarlo, analizarlo, aprender de lo que hacemos y mejorarlo.

Configurar un proyecto de cambio basado en procesos es una estrategia fértil si lo que se busca es incrementar la autonomía de los equipos en el diseño de los procesos y en la construcción de una visión sistémica que tenga el poderío de plasmarse en el quehacer cotidiano de la organización y con ello asegurar el aprendizaje. Porque como postula aquella idea de Peter Senge que sostiene que los equipos son las verdaderas unidades funcionales del aprendizaje organizacional, si los equipos son capaces de aprender entonces el sistema organización aprende. 

¿Qué aprende? Podría decir que aprende a conocerse y que una organización se conozca, es decir, conozca de sí misma su modo de operar, enriquece la vivencia de cualquier cambio en pos de alcanzar estándares superiores de calidad, humanidad y servicio.

En la construcción de una organización capaz de delegar está implícita la construcción de equipos y en la construcción de equipos está implícito el arte de visualizar los procesos de trabajo. Si podemos comprender ésta secuencia, podemos diagramar metodologías que aumenten la riqueza del conjunto “actividad-persona” y desde allí fomentar un ambiente de control adecuado (ni burocrático ni endeble) donde el control tenga motivos de mejora y donde la mejora encuentre en el control motivos de crecimiento, para que los equipos logren la confianza que los hace ser y la organización se construya “delegablemente”.

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Empresas familiares, el dilema del traspaso generacional y las claves para el éxito
27 julio, 2021de Equipo aqnitioCómo delegar

Empresas familiares, el dilema del traspaso generacional y las claves para el éxito

*Artículo publicado en BAE Negocios 

Delegar la conducción de la empresa es un proceso que requiere atender la relación interna, las capacidades y la innovación. Cuatro claves para avanzar en los cambios.

Cada proyecto familia-empresa debe encontrar su propia fórmula, no existe una solución universal para la prosperidad de cada empresa pero hay algunas preguntas que suelen hacerse los dueños administradores y las familias empresarias relacionadas con la transición generacional, el no poder delegar, el conflicto o la falta de diálogo.

Aquí proponemos algunas respuestas:

Cómo delegar la conducción de la empresa

Delegar no es una acción puntual, sino un proceso. Y de los más delicados puesto que en él está implícita la energía del equilibrio intelectual y emocional para facilitar el logro en sí del traspaso de la actividad ó función y, además, potenciar su resultado.

Es un proceso de varios resultados posibles: traspaso liso y llano de la función o traspaso de la función con potencial de desarrollo de la misma capitalizando la experiencia lograda hasta aquí por quien/es delega/n.

El punto es el equilibrio, si controlar se convierte en la acción que anula lo delegado entonces no hay delegación, pero tampoco hay control, hay intervención, acción que anula tanto la delegación como el control en sí. Por tanto, aprender a delegar es aprender a controlar. Pero controlar no tiene implícito el “hacer la tarea” que se ha delegado, un error bastante común en el que muchas veces se cae por la necesidad de “resolver” una situación. En todo caso, lo recomendable es “hacer-hacer”, es decir hacer la tarea conjuntamente entre delegado y quien delega.

Cómo incorporar a los miembros de mi familia en la empresa

Suele empezar todo con una charla alrededor de ¿te gustaría algún día…? ¿Te animarías a…? Es sabio poder prepararse a la posible respuesta de que no haya interés en trabajar en la empresa. Si así fuera, en el caso de ser un potencial heredero y dicha empresa tenga continuidad, nos ocupará trabajar en prepararlo para que a futuro sepa asumir responsablemente el rol de accionista. Son dos posibles caminos.

Es necesario pensar tres preguntas: quiénes, cuándo y cómo queremos incorporar familiares  y evitar sentimiento de marginación, injusticia o conflictos con socios si los hubiera. Pueden definir por ejemplo tempranas pasantías o bien realizar experiencia fuera de la empresa antes de ingresar; puede incorporar el armado de plan de comunicación para abordar los impactos en el equipo: incertidumbre, temores, etc.

Otro aspecto a considerar es obtener una visión objetiva de un profesional especializado sobre el perfil de competencias/motivaciones del postulante familiar. Esa herramienta permite decidir con más información y ayuda si queremos brindarle un plan de carrera además de entender el tipo de acompañamiento/formación que requerirá. Por último, no olvidar preguntarse cómo esa integración impacta en cada persona del sistema (Empresa -Familia – Propiedad) y sobre todo como me impacta a mí mismo.

Cómo evaluar el desempeño de mis familiares

Es clave no cerrarnos a mirar el pasado únicamente y conectarlos con un sistema de premios y castigos como podría hacerse vinculándolo a los bonos, u otros beneficios. Es un interesante espacio para hablar de expectativas, definir cuál es la ayuda que podemos brindar para su desarrollo y sobre todo seguir encontrando lugares nuevos de aporte dentro de la organización donde la empresa lo necesita y la persona tenga más satisfacciones. Es decir, el propósito que debe perseguir es crear conversaciones inspiradoras y que generen oportunidades.

Cómo conversar con las nuevas generaciones

En las empresas administradas por sus dueños y familiares, la conversación entre padres e hijos implica  tensiones y conflictos, muchas veces difíciles de manejar. En nuestra experiencia profesional vemos que la nueva generación llega con ideas renovadoras y aire fresco a cuestionar el modelo preexistente cuando la generación anterior disfruta del logro, de la consolidación del esfuerzo de toda una vida. La tensión es inevitable.

El desafío es común a ambas generaciones: unos deberán aportar más apertura, flexibilidad y apoyo; otros, iniciativa, resiliencia, paciencia, acompasamiento; todos escucha, empatía y reflexión profunda. También, y sobre todo, es un proceso que implica muchas y muy ricas experiencias para quienes lo atraviesan.

Escrito por Claudia Bianchi, Javier Dulom y Diego Slobodianinck.

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Delegar: ¿Qué mirar para poder hacerlo?
29 diciembre, 2020de Diego SlobodianinckCómo delegar

Delegar: ¿Qué mirar para poder hacerlo?

Siempre que surge el tema de la delegación aparece vinculado a la idea de control y asemejado indirectamente a la idea de mejora. Lo cierto es que cuando se delega debería buscarse que el trabajo se realice logrando resultados semejantes a los actuales, en primera instancia y luego mejorados. Para esto se requieren dos cosas: visión sistémica de la situación y comprender la gestión de procesos como un mecanismo de construcción de equipos capaces de mejorar los procesos de la organización.

Si vamos al diccionario, Delegar significa: “Dicho de una persona: Dar la jurisdicción que tiene por su dignidad u oficio a otra, para que haga sus veces o para conferirle su representación” –R.A.E.–.

Delegar y controlar no son antónimos, no se anulan mutuamente, sino que conviven, pueden convivir. El punto es el equilibrio, si controlar se convierte en la acción que anula lo delegado entonces no hay delegación, pero tampoco hay control, hay intervención, acción que anula tanto la delegación como el control en sí. Por tanto, aprender a delegar es aprender a controlar. Controlar no es ejecutar una acción, controlar es monitorear, auditar, indagar, verificar, para tomar decisiones, pero controlar no tiene implícito el “hacer la tarea” que se ha delegado. Del mismo modo, “delegar” implica control porque la verificación es parte del acompañamiento, del acompañar al otro, al sistema, a la persona, al equipo, en torno a aquello que se delegó.

Entonces, ¿qué podemos hacer para delegar y mantener el control de manera efectiva?

Pensar a la organización como un sistema compuesto por personas que interactúan, deciden, crean, piensan y sienten con el otro, con los otros, a través de canales que las unen en diferentes actividades, canales que constituyen procesos.

Establecer objetivos, impulsar el ánimo y animarse a convertirse en observador -facilitador, invitando al otro a crear con otros y consigo. También es importante contratar gente que sepa, quiera, pueda y dejarlos poder.

Pensar en el ámbito de control como un todo, trabajar para generar esa cultura y no enfocarse en las actividades específicas que llevan a mirar el árbol y perder de vista el bosque(clave para que una organización prospere).

Definir los procesos de la organización de forma simple y efectiva y que no sea una tarea burocrática. Para hacerlo, hay que desarrollar una cultura de equipo y una visión sistémica ya que cuando esto ocurre el nivel de conciencia pasa de Persona-Actividad a Equipo-Sistema. Esto es importante porque una organización es un entramado de procesos. Gestionarlos invita a visualizarlos, a saber dónde están, cuáles son, cómo son. Ver lo que circula, los canales, por dónde, entre quiénes, cómo. Es la base fundamental para administrar.e una organización prospere).

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¿Qué es necesario mirar a la hora de delegar tareas?
24 marzo, 2020de Diego SlobodianinckCómo delegar

¿Qué es necesario mirar a la hora de delegar tareas?

*Artículo publicado en Apertura

Delegar, según el diccionario: “Dicho de una persona: Dar la jurisdicción que tiene por su dignidad u oficio a otra, para que haga sus veces o para conferirle su representación” – R.A.E.- El foco, desde esta acepción, está puesto en la persona, en las personas. Ahora bien, desde el verbo que lo ejecuta, lo define en la acción, por lo que debemos indagar en un universo más amplio, que seguramente contiene a la definición y, sobre todo, facilita su desarrollo.

Delegar o no, delegar a medias, delegar minimizando el riesgo, delegar con o sin apoyo, andar. En definitiva, el camino de soltar está implícito en una delegación. ¿Soltar? ¿Soltar qué?

“Hay personas a las que les cuesta delegar y buscan mantener el control en forma permanente”, afirmaciones como éstas podemos encontrar con frecuencia. Delegar y controlar no son antónimos, no se anulan mutuamente, sino que conviven, pueden convivir. El punto es el equilibrio, si controlar se convierte en la acción que anula lo delegado entonces no hay delegación, pero tampoco hay control, hay intervención, acción que anula tanto la delegación como el control en sí. Por tanto, aprender a delegar es aprender a controlar. Controlar no es ejecutar una acción, controlar es monitorear, auditar, indagar, verificar, para tomar decisiones, pero controlar no tiene implícito el “hacer la tarea” que se ha delegado. Del mismo modo, “delegar” implica control porque la verificación es parte del acompañamiento, del acompañar al otro, al sistema, a la persona, al equipo, en torno a aquello que se delegó.

Frente a esto es importante visualizar a la organización desde la perspectiva de los procesos que la componen y la configuran en un gran sistema, una telaraña de flujos a través de los cuales fluyen documentos, controles, decisiones, materiales, productos, información. En fin, todo, todo, todo lo que ocurre en la organización y le da vida. Los procesos existen estén o no documentados, resulten las ideas y las prácticas en simultaneo o en forma secuencial (como el lenguaje).

Entonces, ¿qué podemos hacer para delegar y mantener el control de manera efectiva?

  1. Pensar a la organización como un sistema compuesto por personas que interactúan, deciden, crean, piensan y sienten con el otro, con los otros, a través de canales que las unen en diferentes actividades, canales que constituyen procesos.
  2. Establecer objetivos, impulsar el ánimo y animarse a convertirse en observador -facilitador, invitando al otro a crear con otros y consigo.
  3. También es importante contratar gente que sepa, quiera, pueda y dejarlos poder.
  4. Pensar en el ámbito de control como un todo, trabajar para generar esa cultura y no enfocarse en las actividades específicas que llevan a mirar el árbol y perder de vista el bosque (clave para que una organización prospere).
  5. Definir los procesos de la organización de forma simple y efectiva y que no sea una tarea burocrática. Para hacerlo, hay que desarrollar una cultura de equipo y una visión sistémica ya que cuando esto ocurre el nivel de conciencia pasa de Persona-Actividad a Equipo-Sistema. Esto es importante porque una organización es un entramado de procesos. Gestionarlos invita a visualizarlos, a saber dónde están, cuáles son, cómo son. Ver lo que circula, los canales, por dónde, entre quiénes, cómo. Es la base fundamental para administrar.

Operaciones en 5D

Lograr un enfoque sistémico que permite delegar, bajo una suerte de “delegabilidad” (no existe la palabra como tal, pero sí el poder que el concepto tiene, intentando totalizar una acción concreta en una característica del sistema). Podemos pensar en un mapa de 5 dimensiones. En Aqnitio desarrollamos esté esquema que permite ver a la organización como un gran sistema de actividades interrelacionadas (3 dimensiones de flujos físicos, comerciales y financieros), que son llevadas a cabo por personas (dimensión de personas) permitiendo configurar el ambiente de control deseado (dimensión de ambiente de control). Este modelo es una representación -como todo modelo- simplificada y relevante de la realidad para comprender las interrelaciones que definen el sistema organización, delinear el camino que potencia la “delegabilidad” en tanto aptitud y capacidad de la organización para delegar, y guía para todo Dueño-Administrador, de las claves a tener en cuenta para pensar un esquema robusto y potenciador en el camino de la delegación.

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