Agenda de diálogos pendientes: cómo hablar de los temas incómodos
*Por Natalia Bernardoni, Directora del Centro de Resolución de Conflictos para empresas de aqnitio
D urante todo el año agendamos citas, reuniones, eventos y encuentros que se enfocan en metas y objetivos, pero ¿cuántas veces planificamos una agenda de encuentros de conversaciones personales? Es decir, ¿cuánto hace que no te juntás con tu equipo o con tu familia empresaria simplemente para conversar de temas que nos involucran, nos tensionan, nos preocupan o, incluso, de esos temas que nos incomodan?
Las conversaciones, sobre todo las conversaciones familiares, generalmente NO SE PLANIFICAN. Puede que, a veces, se den espontáneamente y puede que, durante años, no nos encontremos para charlar.
Pero veamos, antes que nada, qué es conversar. Usualmente, creemos que sabemos conversar, que nos sentamos y conversamos. Pero, en realidad, lo que solemos hacer es intentar convencer, una acción que, como lo indica la palabra misma, pretende vencer al otro con los argumentos. Es decir, intentar tener la razón. Muy diferente es sentarnos junto al otro y conversar: versar significa girar, darme vuelta y ver al otro. Ahí es donde ambos transformaremos los significados de lo que traemos y no hay duda de que saldremos modificados, transformados de ese encuentro.
Entonces, ahora sí, ¡es tiempo de hacer lugar en la agenda para tener las conversaciones necesarias! Pero, claro que lo más difícil de las conversaciones suele ser poner sobre la mesa aquello de lo que no se habla: el dinero, las expectativas, las responsabilidades, los temas de dolor…
¿Qué pasa si planificáramos esto y previéramos que, una vez a la semana o cada 15 días, tendríamos un espacio de diálogo sobre: cuánto cobramos y cómo nos sentimos con eso? A veces, manejar el tema del dinero con tanta discrecionalidad genera malos entendidos e incomodidades que se transmiten de generación en generación. Y todo aquello que no se blanquea… se hereda en silencio y hace daño.
¿Es incómodo hablar de “ESE” tema? Casi seguro que sí, pero ¡vale la pena hacerlo! Poner en palabras arroja luz sobre temas que, de todas formas, nos afectan y nos impiden vincularnos de una manera más saludable. Por el contrario, la falta de comunicación hace que las cosas no se perciban claras, genera desconfianza. ¡Es tiempo de recrear nuevos sistemas de comunicación y agendar lo que realmente es importante!
¿Te animás?
El enigma de la rotación de personal
¿Nadie cumple con los objetivos?
En la empresa X han rotado al Gerente Comercial varias veces en el último año. Ninguno de ellos pudo cumplir con sus metas. Hay algo que no anda bien. Sus currículums son intachables, pero a la hora de la verdad, llega el descontento.
¿Qué pasa?, ¿dónde está el problema?, ¿cuál es la llave que destraba esta dinámica repetitiva? La respuesta puede estar en el contexto.
Tal vez ese Gerente tenga, por encima, a un Gerente General que lo presiona, que pretende definir su estilo de trabajo y no le permite desplegar su propia impronta.
Tal vez existan barreras de comunicación interna, características de la cultura organizacional, que le impidan entablar vínculos con su equipo de trabajo.
Las variables pueden ser distintas, pero lo que resuelve será evaluar las condiciones de esa posición que no favorece a que esa persona pueda trabajar exitosamente.
¿Qué hacemos?
Si continuamos rotando al Gerente Comercial, pero las condiciones a su alrededor son exactamente las mismas, el funcionamiento de ese rol permanecerá sin modificarse. Y ni siquiera podremos conocer cuáles son esas condiciones que generan un malestar a ese lugar. Y así, el próximo que venga a ocupar esa silla, tal vez vuelva a reproducir las mismas condiciones.
¡Llegó el momento, entonces, de quitar el foco de la persona y llevarlo al lugar, a su silla (y sus interacciones o condiciones que crean esa realidad)!
¿Cómo lo hacemos?
Primero, enfocándonos en lo positivo: comprendiendo cuáles son las expectativas y objetivos que ese Gerente Comercial debe cumplir. Y a partir de ahí entender cuáles condiciones son necesarias para que ese gerente pueda cumplir con esos objetivos. Quizás ayude también identificar aquellos momentos en los que el Gerente sí cumplió con ciertos objetivos, para detectar cuáles fueron las condiciones favorables en ese entonces.
Luego, comprender cuáles son las condiciones de contexto que se necesitan para que ese rol pueda desplegarse eficientemente. Por ejemplo:
- Condición 1: que el Gerente General lo deje tener su propia comunicación con su equipo de trabajo.
- Condición 2: crear canales de comunicación simples entre todo el equipo.
- Condición 3: Marcar objetivos concretos.
Asimismo, listar cuáles son las interacciones y condiciones que NO están generando un buen desempeño es fundamental.
¿Te animás a hacer esta revisión? ¡Mantenete atento, pronto te compartiremos un ejercicio sistémico que te ayudará aún más a implementarlo?
La importancia de una buena comunicación en las empresas familiares
*Artículo publicado en Perfil
Lo que no que no se comunica crea malentendidos. Lo que no se pone sobre la mesa no se ve…
Y así podríamos seguir enumerando máximas que nos enseñan a no “dar por hecho” cuestiones que son clave para nuestro presente y futuro. Y esto vale especialmente para el mundo de los negocios familiares: toda empresa familiar necesita armonía entre sus socios. Y esa armonía se consigue diseñando un orden claro y consensuado.
Cuando no se construyen espacios para el encuentro entre las generaciones, cuando se naturaliza la falta de diálogo o se han perdido los espacios de intercambio y comunicación entre las diferentes áreas de una empresa familiar, los intereses son confusos y los objetivos difícilmente se alcancen.
Esto es así porque los entredichos ocupan inmensos lugares y frenan tanto el accionar como la motivación hacia la toma de decisiones.
La primera generación siente que está sola y los más jóvenes, que no tienen lugar. Aparecen tensiones que son importantes trabajar en lo inmediato para evitar generar una “bola de nieve” difícil de frenar.
¿Por dónde podemos empezar para activar el cambio?
Sin dudas, la comunicación y los vínculos mejoran cuando definimos roles y responsabilidades concretas. Las empresas familiares requieren mecanismos para un buen gobierno, y esto comienza por tener en claro la diferencia entre:
- El Directorio: quien tradicionalmente marca trayectoria, aprueba, decide y, sobre todo, lidera prestando especial atención a la familia, sus valores y la convivencia en su propia dinámica interpersonal.
- La Gerencia: quien ejecuta y está al pie del cañón con el día a día de la actividad empresarial.
Además, en una empresa familiar también se debe prestar atención a otros asuntos relacionados con la familia. Se trata de definir y salvaguardar los valores de la empresa familiar y convivir, en muchos casos, con aquellas dinámicas familiares que influyan en el rendimiento.
Diferenciar y clarificar estos espacios de decisión y gestión es de vital importancia para apalancar la buena organización.
Preservar el vínculo familiar y de cada uno de sus integrantes y, al mismo tiempo, el propósito y la salud de la empresa es la piedra fundamental desde donde comenzamos a construir un futuro sostenible.
Toda empresa familiar necesita una estructura capaz, y para crearla, todos sus integrantes deben conocer claramente la cultura de la familia, sus valores, historia y tradiciones. Este es el primer paso para construir una organización familiar en donde se pueda hablar, debatir y tomar decisiones consensuadas.
Protocolo Familiar: La poderosa riqueza de habilitar procesos de conversación
*Por Valeria Mompó, asesora asociada de aqnitio
En los sistemas de empresas familiares, el vínculo entre familia y negocio ES, existe, tiene “vida propia” y está en constante movimiento como cada uno de los miembros que lo componen.
Ese vínculo es más amplio o más estrecho; más cotidiano, más fluido, más dinámico, más claro; ES según cada sistema. ¿Cómo están siendo observados por cada miembro los vínculos de familia y los de negocio?, ¿cómo está siendo observada esa conexión? y ¿qué formas encontramos en las empresas familiares que acompañen el proceso de construcción y mantenimiento de un vínculo claro y sano entre familia y negocio?
Una de las acepciones del concepto PROTOCOLO es: conjunto de reglas que se establecen en el proceso de comunicación entre dos sistemas.
¿Será que tener reglas es la mágica solución? Entonces es muy fácil, vengan y escríbannos las reglas; o que alguno de la familia se ocupe y después nos las envíe por wapp.
En lo profundo ¿eso aseguraría un conjunto de reglas que contemplen los intereses individuales y el colectivo?, ¿y habilitaría el cumplimiento? Podríamos pensar en el armado de un PROTOCOLO como un proceso de diálogo, un proceso de conversaciones para el logro de acuerdos y así esos acuerdos sean las reglas. Un proceso que lleva tiempo, recurrencia y práctica.
Práctica de conversación, práctica de poner en palabras intereses individuales, sentires, emociones para luego poder lograr los acuerdos colectivos. Práctica de danzar entre el hablar y el escuchar; entre el escuchar y el hablar.
Un acuerdo se genera pudiendo expresar intereses propios, escuchando el de los demás y con una fuerte disponibilidad para la construcción colectiva.
Quizás esa es una de las poderosas riquezas que tiene la herramienta del PROTOCOLO, la de ser un proceso de aprendizaje de comunicación para que en las empresas familiares los intereses individuales y los colectivos puedan ser expresados y fluyan. Para que quienes forman parte de los subsistemas familia y negocio hagan habito de espacios donde esos intereses y emociones individuales como colectivas, se encuentren y se compartan en libertad y claridad.
Construir acuerdos es poder reconocerse cada miembro y reconocer al otro: ¿qué quiero?, ¿qué quiere el otro? y con eso poder armar un gran rompecabezas de lo que queremos en conjunto.
Quizás lo más valioso no es el conjunto de reglas ni cada cuánto se revisen o modifiquen, quizás lo más valioso es tener en las empresas familiares la cultura de construir acuerdos integrados con la mirada individual de quienes las componen y el deseo colectivo.