
*Por Agustina Aromando, Responsable de Gestión de Personas de aqnitio
¿A lguna vez leíste un libro por segunda vez? Y si lo hiciste, ¿leíste exactamente el mismo libro? A este cambio de posición, que es subjetivo, nos referimos cuando hablamos de que el aprendizaje es transformador. Y no solo eso, sino que aquello que se transforma e incorpora, hace que el mundo nunca vuelva a ser el mismo.
En el ámbito profesional valoramos a las personas porque no sólo saben hacer su trabajo, su expertise, sino también por cómo lo hacen, su actitud. Y también a las personas que, entendiendo las necesidades y emergentes, pueden adaptarse al cambio, gestionarlo y capacitarse. Es decir, transformarse a sí mismos, mientras el mundo también lo hace.
Habitualmente escuchamos una inquietud: “No sé cómo motivar a mi equipo de trabajo para que salga de la zona de confort y mejore”. Aquí encontramos el desafío: convocar a las personas a capacitarse, lograr que quieran hacerlo, proveer un entorno para ello, y los medios para que esto suceda.
¿Cómo podemos lograrlo? Entendiendo que la motivación es un resultado, un punto de llegada. No es un concepto ni una competencia.
La motivación es:
- Contextual, porque depende de múltiples factores.
- Idiosincrática, porque cada persona tiene un conjunto de rasgos y carácter distintivo.
- Temporal, porque varía y fluctúa.
- Específica, porque cada quien está orientado particularmente a realizar determinadas conductas respondiendo a diferentes objetivos.
La única forma de lograr motivación en nuestros equipos es conociendo a las personas que los integran, conversar con ellas, escucharlas activamente y valorar sus propósitos; transformando el pedido en un ofrecimiento. La solución no es salir de la zona de confort, sino hacer de ésta una más grande y abarcativa. Ampliar la zona de confort tiene que ser una posibilidad.
Walter Isaacson, periodista que escribió la biografía de Elon Musk, cuenta la dinámica con la que frecuentemente se adentra Elon en los procesos y metodologías de sus compañías, para revisarlos y recrearlos. Esta dinámica consiste en convocar a su equipo a no quedarse quieto. Los impulsa a volver a las bases, incluso a las personas más capacitadas que lideran los grupos de trabajo, motivándolos a pensar “cómo hacer mejor su trabajo”. Este espíritu de innovación continua, impregnado en la compañía, logra generar una cultura de trabajo dinámica.
La industria de la capacitación corporativa es también dinámica, como lo es el aprendizaje. Nos otorga, además, un mercado lleno de herramientas, plataformas, cursos, contenidos y asesores formados en diversos temas, para transformar habilidades, desarrollar personas y equipos de trabajo, profesionalizar áreas, entre otras mejoras posibles.
En la práctica, las organizaciones dinámicas tienen mayor capacidad de adaptación a los cambios, sean previstos o no, y por lo tanto un mayor grado de continuidad. En este tipo de cultura, el proceso de movilidad interna, de capacitación y desarrollo, es el “combustible” para que funcione. Estas organizaciones liberan recursos para trabajar en nuevas ideas, se reorganizan periódicamente, revisan sus procesos y metodologías, y motivan a sus equipos de trabajo a desarrollarse y capacitarse continuamente. En consecuencia, el motor y punto de partida de una empresa dinámica está en su estilo de liderazgo y conducción.
En aqnitio, potenciamos y acompañamos a las familias empresarias en el proceso de aprendizaje e incorporación de algunos de estos principios, para que continúen, evolucionen y trasciendan.